Los criptoactivos se han convertido en un elemento muy popular entre los inversores particulares y muchos de ellos tienen dudas sobre la fiscalidad aplicable. Estos inversores se enfrentan a la tesitura cómo informar a la Agencia Tributaria de sus movimientos con el objetivo de cumplir con sus obligaciones fiscales y evitar las temidas sanciones.
A día de hoy, millones de españoles tienen alguno de los 6.500 tipos de activos digitales que se pueden adquirir y obtenido unas rentas (sean positivas o negativas) que deben declarar. La última edición del Manual Práctico de Renta 2021 de la AEAT (disponible en este enlace) incluye alguna breve referencia a las operaciones con «monedas virtuales», pero no normativa específica respecto al IRPF.
La fiscalidad de criptoactivos según la Dirección General de Tributos
En este escenario, nuestro punto de referencia deben ser los criterios interpretativos contenidos en las respuestas de la Dirección General de Tributos (DGT). El criterio respecto a la renta obtenida en las transmisiones de criptomonedas (entendidas no solo como la venta a cambio de dinero fiat, sino a cualquier otro activo) es claro: se deben integrar en la base imponible del ahorro del contribuyente, tributando en consecuencia como ganancias o pérdidas.
En la operativa habitual con criptomonedas es normal realizar varias adquisiciones en diferentes momentos y con distinto precio. Para determinar qué activo estamos transmitiendo, la DGT considera que debe aplicarse en criterio FIFO (First In, First Out), es decir, se consideran transmitidas en primer lugar las que han sido adquiridas antes. En este punto es fundamental solicitar información precisa a los exchanges donde se realizan las operaciones para realizar los cálculos relacionados con su fiscalidad de manera adecuada.
Por supuesto, el inversor en criptomonedas también debe declarar las rentas obtenidas de operaciones distintas a la adquisición y tranmisión. Ejemplos son el staking de criptomonedas (depósito a cambio de un interés), los airdrops (recepción gratuita de criptomonedas a cambio de cumplir determinados requisitos) o el minado (obtención de cripto resolviendo operaciones algorítmicas). Los fiscalistas indican aquí que, a falta de un criterio interpretativo claro por parte de la DGT o de una actualización de la información que la AEAT proporciona a los contribuyentes, se debe tomar «una posición fiscal razonable y coherente con la normativa».
Si el volumen de operaciones es importante, es conviene recopilar toda la información disponible desde las fuentes (algunas, como los exhanges que operan en España, ya informan a la AEAT) y consultar a los profesionales en caso necesario para realizar una declaración que nos evite problemas futuros.
En cualquier caso se espera que para futuras campañas de IRPF la Agencia Tributaria atienda a la necesidad de contar con una regulación más clara que no solo mejore el control y la recaudación, sino que también ofrezca un trata justo y equilbrado a estos activos frente a otros más tradicionales. La descentralización a todos los niveles que caracteriza al blockchain en general y a las criptomonedas en particular obliga a cada Estado a legislar de tal forma que España sea un país atractivo a la inversión, si no queremos ver como millones de activos se desplazan a otras geografías más interesantes.
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