En tiempos de incertidumbre todos buscamos maximizar la seguridad. Esto ocurre en todos los aspectos: desde volver a guardar las cadenas en el maletero del coche hasta aprovisionar un extra de suministros en casa ante la amenaza de una hipotética falta de suministros por la razón que sea. Va en la naturaleza del ser humano, es el instinto de protección-supervivencia, y es gracias al mismo que hemos podido garantizar nuestra persistencia con el paso de los milenios.
Vivimos, esto no es un secreto, tiempos muy convulsos en el ecosistema Web3. La caída de FTX ha arrastrado, en muchos casos injustamente, al resto de un mercado que no termina de estabilizarse tras el criptoinvierno. El efecto contagio en algunos casos, y el temor en general por culpa del golpe que ha supuesto para la imagen de los criptoactivos, ha hecho que muchos inversores renieguen de este mercado, y que muchos de los que permanecen en el mismo pretendan reforzar la seguridad de sus activos por tantos medios como sea posible.
Esto, claro, se traduce en una interesante oportunidad de negocio para todas aquellas empresas que se hayan especializado en soluciones de seguridad para este entorno, que ya están viendo como la demanda de las mismas se dispara. Y tal es el caso de Trezor, una tecnológica especializada en wallets físicas o billeteras por hardware que, según podemos leer en Cointelegraph, ha visto crecer la demanda de sus wallets en un 300% durante las últimas semanas, sin duda como efecto colateral a la caída de FTX.
Según podemos leer en dicha publicación, el nivel de demanda de sus billeteras físicas es el más elevado que han conocido hasta el momento, superando incluso el volumen de crecimiento que experimentaron en los tiempos más boyantes para las criptomonedas, cuando el crecimiento en el volumen de inversores creció de manera exponencial. Y de manera asociada, también han visto multiplicarse el tráfico de nuevos visitantes en su página web, sin duda interesados por este tipo de wallets y las ventajas que ofrece con respecto a las billeteras por software.
Una de las principales amenazas a las que se enfrentan las personas que tienen criptomonedas es, sin duda, la ciberdelincuencia. No es solo que cada vez haya más delincuentes intentando hacerse con los criptoactivos ajenos, es que además sus técnicas se van depurando con el paso del tiempo, por lo que los ataques tienden a ser cada vez más efectivos y difíciles de identificar y repeler. Y claro, en estos casos, suelen apuntar principalmente a las wallets por software y las wallets como servicio, pues su nivel de seguridad, aunque bueno en muchos casos, es inferior al que ofrecen las billeteras por hardware.
En el caso de los modelos de Trezor, Model T y Model One, nos encontramos con una ventaja adicional, en lo referido a su seguridad, y es que todo su software es open source. De este modo, tanto sus usuarios como los expertos en ciberseguridad pueden revisarlo tanto para asegurarse de que no hay trampas ni puertas traseras, como para identificar potenciales problemas de seguridad que, en tal caso, son reportados a los desarrolladores para que éstos puedan corregirlos a la mayor brevedad.
